La Agencia de Seguridad Alimentaria de la UE afirma que una dieta equilibrada puede aportar todos los nutrientes que requieren los niños de uno a tres años
Hace tiempo que los pediatras reclaman un marco regulatorio que ponga orden en el pujante mercado de los productos alimenticios específicos para niños de uno a tres años, igual que el que existe para los bebés hasta los 12 meses. La UE empezó a trabajar en ello y encargó a la Agencia Europea de Seguridad Alimentaria (EFSA) que, de entrada, investigara las posibles carencias nutricionales de los menores europeos de esas edades para ponerlas en relación con los refuerzos que ofrecen las leches de crecimiento, un producto que se ha popularizado en los últimos años. La primera conclusión, derivada de unestudio realizado por el panel científico de nutrición con datos de todos los países miembros, es que estos preparados no aportan un valor añadido a una dieta equilibrada.
El sector de los preparados lácteos de crecimiento es muy heterogéneo. Unos están enriquecidos con minerales y vitaminas, otros con hierro y ácidos omega 3, otros llevan carbohidratos... ¿Cuáles de estos nutrientes se deben realmente reforzar en esas edades y en qué medida? ¿Es conveniente en todos los casos o solo en situaciones de carencia? "Como no hay directrices generales sobre lo que debe contener una leche de crecimiento y en qué casos debe prescribirse, los médicos las recomiendan o no con criterios individuales", apunta José Manuel Moreno, coordinador del comité de nutrición de la Asociación Española de Pediatría (AEP).
El estudio de la EFSA afirma que "la ingesta diaria de calorías proteínas, sal, potasio, calcio, fósforo y vitaminas es la adecuada", aunque advierte de que el aporte de fibra dietética es bajo. Solo detecta carencias de manera general, aunque en niveles que difieren según los países, en DHA (ácido graso omega 3), hierro, vitamina D y yodo. "La administración de preparados lácteos puede ser una vía para aumentar la ingesta de estos nutrientes. Pero hay otras alternativas eficientes, como la leche de vaca enriquecida, los cereales enriquecidos y el consumo regular de carne y pescado, para alcanzar el aporte que los niños necesitan a esas edades", apunta la EFSA.
"Por primera vez un informe científico riguroso pone en claro las necesidades nutricionales específicas que tienen los niños de uno a tres años en Europa. Es un buen primer paso, que nos puede ayudar a la hora de recomendar o no refuerzos en la dieta, teniendo siempre en cuenta las particularidades de cada caso", celebra Moreno. "El documento es una base excelente para empezar a legislar. Si la UE finalmente decide definir lo que debe contener un preparado de crecimiento, debería tener en cuenta justo las carencias que se han detectado", prosigue este experto. La EFSA tiene previsto emitir un segundo informe el año que viene para completar la información que Bruselas le pidió para empezar a legislar.La industria no ve con malos ojos que se regule este mercado. "Tiene de negativo que se homogeneizaría el mercado y nos resultaría más difícil diferenciarnos de otras marcas, pero el hecho de que se legisle implica un reconocimiento de su valor. Y eso es positivo", comenta Federico Lara, responsable de I+D del grupoLactalis Puleva. "Precisamente porque se han detectado carencias afirmamos que son necesarias. Es verdad que no tendrían cabida con una dieta equilibrada, pero lo cierto es que una buena parte de los niños no la tienen. Por ejemplo, está demostrado que el consumo de pescado azul es bajo a esas edades, lo que explica el déficit de DHA", añade Lara.
Javier Dorca, responsable científico de nutrición infantil de Nestlé, aporta argumentos similares. "No es tan fácil llevar hoy día una alimentación equilibrada. Lo demuestra el hecho de que el 12% de los niños de entre seis meses y tres años tiene anemia", arguye. "Y esto no lo arregla la leche de vaca, que tiene muchas propiedades nutritivas pero aporta poco hierro. Para eso son buenos los preparados específicos".
Buenos en determinados casos, pero no imprescindibles en la alimentación infantil en general, según la EFSA. "Estos productos crecieron mucho hasta que llegó la crisis porque no son malos, simplemente no son necesarios en todos los casos. Sobre todo los compraban padres de niños de entre 12 y 18 meses, para hacerles menos abrupta la transición a la leche de vaca. Pero como son más caras, ahora se ha parado el crecimiento. Muchos ya no lo compran si no lo recomienda el pediatra. Y este no lo suele hacer si no ve necesidad", afirma Moreno.
Fuente elpais.com