"El perro es muy importante para la paciente y queremos que esté a salvo", sentenció Mike Rawlings, alcalde de Dallas, para certificar que la mascota de la enfermera contagiada de ébola no será sacrificada. Por el momento, el animal no muestra ningún síntoma de estar enfermo y el pasado domingo funcionarios accedieron al hogar de la paciente para alimentarlo. El perro, del que se desconoce el nombre, será trasladado próximamente a un centro de acogida.
Según explicó el alcalde, la eventualidad de que una persona contagiada por ébola tuviese una mascota estaba prevista en el protocolo, por lo que hay un "plan" para cuidar del perro siempre que no muestre síntomas de la enfermedad.
"Queremos asegurarnos de que respondemos de manera adecuada y estamos trabajando duro para encontrar un lugar donde se pueda cuidar al perro, un lugar donde podamos tener la vigilancia adecuada" del animal, acotó este lunes el comisario de Salud de Texas, David Lakey.
En el mismo día, la familia de la paciente ha confirmado su identidad. Se trata de Nina Pham, de 26 años, que se ha convertido enel primer caso de contagio que se da en Estados Unidos. La enfermera atendió a Thomas Eric Duncan, el liberiano que falleció por ébola el miércoles pasado. Duncan acababa de regresar de su país, por lo que se infectó antes de aterrizar en Estados Unidos.
Las autoridades siguen investigando cómo se pudo contagiar la enfermera, ya que cuando atendió a Duncan siempre llevó puesto el traje de protección homologado. El director de los Centros de Control y Prevención de Enfermedades (CDC), Thomas Frieden, especula con que en algún momento hubo "un fallo en el protocolo de seguridad".
El caso de la mascota de la infectada en Dallas recuerda al deExcalibur, el perro de Teresa Romero, que fue sacrificado la semana pasada en Madrid aunque en ningún momento presentó síntomas de tener la enfermedad. Javier Limón, marido de la enfermera española, lanzó un mensaje desde el hospital Carlos III para que no se matase al can y asociaciones protectoras de animales y ciudadanos acudieron a manifestarse frente al hogar de Romero. Sin embargo, las protestas no consiguieron salvar la vida de Excalibur.