El gusto de Nelson por masticar y comer todo lo que encuentra a su alcance la ha llevado a la consulta del veterinario en 45 ocasiones en sus dos años de vida.
Se dice que «lo que se come, se cría». Sin duda no estaba contemplada en el refranero español la ingesta de latas de cerveza, teléfonos o el ácido de las baterías de diferentes elementos electrónicos.
Y es que Nelson, un cruce de cocker spaniel y retriever, ha vistado ya en 45 ocasiones al veterinario de Hadleigh (Inglaterra) a causa de sus extravagantes gustos. El can estuvo a punto de morir después de despedazar y masticar una batería y tragarse el ácido del interior. «No quiero ni pensar la cantidad de dinero que hemos gastado en los viajes al veterinario - Me imagino miles pero vale la pena cada centavo», dicen los propietarios.
Aunque exteriormente nada haga presumir que añade algunos extras a la dieta de un perro normal, su propietario, Dawn Ashley recordó que su mascota comenzó por el consumo de objetos de papelería cuando era un cachorro.
Un perro insaciable
«Es simplemente muy curioso y quiere probar todo», dijo la Sra. Ashley, al parecer no muy preocupada por los peligros de tener un perro insaciable. «Hemos aprendido a no dejar nada al alcance de Nelson o lo va a destruir, es como tener un niño pequeño en casa», dice la dueña.
En la clínica veterinaria se han mostrado más preocupados: «Su peculiar dieta le ha dejado con daños estomacales a largo plazo, pero gracias a actuación rápida de su dueño se ha evitado un destino mucho peor».
Noticia de larazon.es