Buscar este blog

miércoles, 4 de diciembre de 2013

Los gatos reconocen la voz de su dueño, pero prefieren ignorarle


Estas mascotas saben distinguir a los seres humanos por su voz, según un nuevo estudio

Los gatos reconocen la voz de su dueño, pero prefieren ignorarle
¿Cuántas veces ha llamado a su gato sin resultado? ¿Cuántos veces ha respondido a sus insistencias con un ligero y despectivo movimiento de orejas? Dice el saber popular que uno no es el propietario de su gato, sino al revés, que el minino es el dueño de uno, y quizás haya algo de razón en ello. Investigadores japoneses han realizado un estudio en la que concluyen que estas mascotas son bien capaces de reconocer la voz de su amo, pero que, simplemente, les ignoran.
Los gatos domésticos conviven con el ser humano desde hace 10.000 años y parecen tener la capacidad de comunicarse con nosotros. Sin embargo, dicen los investigadores, este punto no ha sido ampliamente examinado. Por ello, estudiaron 20 gatos domésticos para investigar si podían reconocer a sus propietarios sin verles, solo por la voz cuando decían el nombre de las mascotas.
Con el dueño fuera de la vista, los gatos escuchaban tres voces diferentes. Primero las de dos extraños, seguidas por la de su dueño. Se registraron las reacciones de los felinos para las voces y las clasificaron en seis categorías de comportamiento. Los gatos respondieron a la voz humana no con un comportamiento comunicativo (vocalización y movimiento de la cola, como haría un perro), sino con un comportamiento de orientación (movimiento de las orejas y la cabeza). Esta tendencia no cambió ni siquiera cuando fueron llamados por sus dueños.
De los 20 gatos, 15 demostraron una menor respuesta a la tercera voz que a la primera. Este resultado indica, según los investigadores, que los gatos son capaces de utilizar las señales vocales para distinguir entre los seres humanos. Así que, en efecto, su gato sabe que es usted quien le está llamando, pero no le apetece demostrarlo. No se enfade con él por ignorarle. Es un gato y, simplemente, se comporta como tal. Y si no, el truco de la atracción huele a comida.