Con 2.700 millones de internautas y 6.000 millones de móviles repartidos por el mundo convertidos en sensores, se podría crear la mayor red de vigilancia contra un brote infeccioso antes de que degenere en epidemia. Puede parecer una utopía pero en el Reino Unido ya han dado los primeros pasos para conseguirla.
Tantos pasos como 13 millones de euros es lo que ha puesto sobre la mesa elEngineering and Physical Sciences Research Council (EPSRC), algo así como un CSIC británico, para levantar un sistema de alerta temprana para detectar y rastrear enfermedades contagiosas basado en la telefonía móvil e internet. Con el concurso de la nanotecnología, los terminales se convertirán en test móviles. Con la ayuda de la minería de datos y el Big Data, la red será el gran chivato ante un nuevo brote.
"Nuestro objetivo es sacar los test más sofisticados de los laboratorios y llevarlos a los entornos comunitarios, incluyendo los médicos de cabecera, farmacias, hogares... también en los países en desarrollo", dice la doctora Rachel McKendry, especialista en nanomedicina delUniversity College de Londres (UCL) y responsable del proyecto en el que también participan científicos, ingenieros y médicos de una decena de universidades y centros médicos británicos además de varios socios tecnológicos como Microsoft, O2 Health, OJ-Bio, Zurich Instruments entre otros.
El sistema de alerta se basa en dos elementos principales, el móvil e internet. La idea es convertir los móviles en sensores. El equipo de McKendry ya cuenta con un prototipo diseñado junto a OJ-Bio para detectar precozmente el VIH que se conecta al teléfono para transmitir los resultados en cuestión de minutos al centro de control. Lo que quieren ahora es perfeccionar la plataforma para que pueda portar más biomarcadores y detectar otras enfermedades contagiosas como nuevas epidemias de gripe o la SARM, una bacteria altamente resistente a los antibióticos. Otras líneas de trabajo serán el diseño de sensores incorporados al propio móvil o aprovechar su cámara para el diagnóstico.
"Nuestros test móviles de bajo costo y fácil uso tendrán como objetivo identificar enfermedades con una alta sensibilidad y especificidad a partir de una gota de sangre o una simple torunda, entregando sus resultados en minutos", explica la directora del proyecto. "La rápida transmisión de los resultados por medio de sistemas seguros pondrá en alerta a los médicos ante posibles brotes peligrosos con información georeferenciada", añade McKendry.
Internet convertida en vigilante
El otro elemento del sistema es internet. De la misma forma que las grandes empresas, los políticos y los medios sondean la red para detectar tendencias, también puede servir para descubrir el germen de una epidemia. El objetivo aquí es usar técnicas de minería de datos (data mining) para extraer información útil de grandes cantidades de datos (o Big Data). Así es como funciona desde 2000 la GPHIN, una red de alerta ante amenazas emergentes a la salud pública (desastres naturales, epidemias, bioterrorismo...) que se nutre de informaciones publicadas en la internet y que usan Gobiernos y ONG. Con esa filosofía, pero apoyada más en las búsquedas de los internautas relacionadas con la salud, Google tiene un par de páginas para rastrear los brotes de gripe o dengue.
"Analizando las redes sociales como Facebook, sitios de micro blogging como Twitter y millones de búsquedas en la web con Google o Bing, nuestro objetivo es conseguir información geográficamente localizada y en tiempo real sobre los brotes, incluso de personas que no han ido al médico o de regiones que son invisibles a los tradicionales intentos de salud pública", explica la doctora del UCL.
McKendry insiste en un correo electrónico que el proyecto está en una fase incipiente. Aún no hay sede para el centro que tendrá que recoger, analizar y actuar en base a la información recibida. También tendrán que conseguir la suficiente masas crítica y experiencia multidisciplinar para descubrir biomarcadores para los patógenos más peligrosos. Habrá que hacerlos lo más pequeños, rápidos y sencillos posible y, además, encontrar la forma de adherirlos a unos sensores que, con la ayuda de la nanotecnología, se quiere que vayan dentro de los móviles. Tampoco hay fechas de puesta en marcha del sistema. Pero, al menos, cuentan con un presupuesto total de 20 millones de euros y el objetivo de McKendry y su equipo de trabajar con "los mejores equipos de investigación internacionales para crear una red mundial de excelencia".
Noticia de larazon.es