La protección de los extremos de los cromosomas es el vínculo entre ambos procesos
El País Madrid 18 MAR 2013 - 15:42 CET
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Para llegar a estas conclusiones han coincidido varios grupos de trabajo, como el del Centro Nacional de Investigaciones Oncológicas (CNIO) que dirige María Blasco, experta en telómeros, y el gripo español encargado de secuenciar el genoma del linfoma, que dirigen Carlos López-Otín en la Universidad de Oviedo y Elías Campo, del hospital Clínic de Barcelona.
Es la primera vez que aparece mutado en un cáncer humano un gen relacionado con la conservación de los telómeros, indica el CNIO en una nota. "Llevamos mucho tiempo estudiando la biología de los telómeros, ya que alteraciones en su mantenimiento se asocian al cáncer y al envejecimiento", declara Blasco en esa nota. "Aunque se conocen los mecanismos por los que las células tumorales alteran sus telómeros, las mutaciones en POT1 revelan otra ruta hasta ahora desconocida", añade.
Conocer los genes implicados en un proceso es solo la primera parte de cualquier trabajo. Pone la primera piedra para posibles futuros desarrollos que pueden ir desde el análisis precoz (el POT1 se asocia a las formas más agresivas de leucemia) a una posible intervención farmacológica si se identifican los procesos afectados y qué proteínas se activan o dejan de funcionar en función de las mutaciones. En cualquier caso, es un trabajo a largo plazo.
Noticia de elpais.com