«Ante la inminente publicación de la Norma de Calidad por parte del Ministerio de Agricultura, los miembros del 'Manifiesto del Cerdo Ibérico' quieren trasladar a la opinión pública la realidad de un sector señero...», se leía en las primeras líneas de una carta pagada este jueves en la prensa más importante del país. En esta carta, los firmantes, del lobby de «puristas» andaluz encabezados por José Luis García-Palacios (ASAJA-Huelva), despliegan los argumentos de los que se valen para reclamar una clasificación y etiquetado que deje bien claro el origen y alimentación del jamón que compran los consumidores.
A comienzos de diciembre, el Ministerio de Agricultura, Alimentación y Medio Ambiente mandó a los grupos involucrados el borrador a partir del cual se aprobará la Norma de Calidad para la carne o el jamón. El ministro del ramo, Arias Cañete, busca con la nueva normativa aunar el mayor consenso posible, siendo consciente de las dificultades que entraña el asunto. No en vano, la norma arrastra tras de sí una trayectoria de rectificaciones y disconformidades que difícilmente conformará por completo a todas las partes interesadas.
El tema más problemático se encuentra en la designación del tipo de producto. La nueva normativa plantea establecer las categorías de «de bellota % ibérico» y «de cebo % ibérico». Algo que desde la carta se también se empuja, ya que los defensores de la raza porcina ibérica quieren que se identifique: si es 100% raza ibérica o cruzado con la raza de cerdos Duroc (americanos), si se ha criado en una Dehesa al aire libre o de manera intensiva en naves industriales, y, por último, si dicho jamón procede de un cerdo alimentado con bellotas y hierbas o lo han sido con piensos.
De momento en el Proyecto de Real Decreto, se establece esta condición, por lo que esta demanda de Andalucía queda satisfecha, esa distinción entre cerdo puro y cruzado. Además, en la nueva clasificación desaparece la categoría de recebo, por lo que respecto a al alimentación quedan: bellota y cebo. Aunque también pretenden que se especifique la alimentación recibida por los cerdos, ya que la calidad varía y entienden que se debe proporcionar «información real y los datos necesarios para garantizar la libertad y el derecho a elegir». Así, desde la carta enviada a los medios se anima al Ministerio a que lleve adelante el proyecto de Norma, «donde la verdad impera».
«Una raza de élite de jamones a mil euros»
También existe el otro lado de la mesa en este conflicto. El consejero de la Presidencia y portavoz de la Junta de Castilla y León, José Antonio de Santiago-Juárez, confía en que se modifique la norma del ibérico, que «no le gusta nada», y buscar una solución «idónea» para todos. Es más, la semana pasada se reunieron con el director general de la Industria Alimentaria del Ministerio de Agricultura, Alimentación y Medio Ambiente (MAGRAMA), Fernando Burgaz, para abordar la reforma de la Norma de Calidad del Ibérico, con un acercamiento de posiciones, según la Asociación Nacional de Industrias de la Carne de España (ANICE).
También, desde la Coordinadora de Organizaciones de Agricultores y Ganaderos (COAG) y ASAJA de la misma comunidad han mostrado su rechazo. Supone «crear una raza de élite de jamones a mil euros para cuatro», afirma Donanciano Dujo, de ASAJA-Castilla León.
Así, la «guerra» tiene dos frentes. Por un lado, el andaluz que quiere la diferenciación de los productos entre todos sus niveles y, por el otro, el que lideran desde Castilla y León que entienden que la nueva norma afecta al gran porcentaje de la producción de jamón ibérico, ya que los cruzados se producen mayoritariamente en esa comunidad (con especial relevancia en Salamanca, que crían el 46% del total actual de España, regulada por la Norma del Ibérico).
Todo sea por ayudar al consumidor
Desde el punto de vista de la información al consumidor surgen voces críticas con la nueva propuesta de clasificación. Iberaice, que agrupa a las empresas de la Asociación de Industrias de Carne Española dedicadas al cerdo ibérico, cree estas nuevas denominaciones perjudicarán al sector y confundirán al consumidor, provocando una caída de ventas a nivel nacional e internacional.
Por su parte, desde los miembros que apoyan el «Manifiesto del Cerdo Ibérico» hablan de resistencia frente «a las presiones de las industrias cárnicas que, motivadas exclusivamente por criterios de volumen y rentabilidad, niegan transparencia e información veraz al consumidor». O que «el ibérico sea ibérico y el cruzado sea cruzado». En conclusión, ambos grupos se esfuerzan por ser los que más faciliten la información al cliente.
Desde Iberaice, en palabras de su presidente Carlos Díaz, manifestaron la semana pasada que el 90% de la industria del porcino está en contra de esta nueva Noma de Calidad, en todas las comunidades autónomas salvo en Andalucia que sale «claramente beneficiada con el proyecto». «La denominación de venta es fundamental y no se puede detraer la utilización de un nombre comercial que se ha utilizado por la industria desde los años sesenta», argumentaba Diaz, para quien «no se puede llevar a cabo en beneficio de un sector que supone 86.000 piezas de jamones frente a cinco millones»..
Noticia de abc.es