Es un error pensar que los gatos que sobreviven en la calle con sus propios recursos soportan bien el frío y no enferman cuando baja el termómetro. "En general son frioleros y si no están protegidos de las bajas temperaturas se pueden enfriar y presentar síntomas como: ojos llorosos, mocos o inapetencia", explica Javier Zorriqueta, veterinario y responsable de una clínica adaptada a los gatos.
Cama gatuna protegida
Para evitar que el gato se resfríe conviene que "tenga su cama en una zona resguardada de corrientes, puede incluso ponerse dentro de una caja de cartón o en un armario donde pueda entrar y salir y esté resguardado y caliente", comenta Zorriqueta.
Fuente http://elpais.com/elpais/2016/12/01/animalesycia/1480593843_013373.html