Canes y niños pueden ser grandes amigos. Además, compartir su vida con animales enseña a los pequeños importantes lecciones, entre ellas, el respeto por otras formas de vida, la responsabilidad y el valor de la paciencia.
"Perros y gatos son, además, una gran motivación para los menores. Querer a un animal, dormir a su lado, sus caricias y juegos implican una estimulación sensorial y mental esencial para el desarrollo infantil", afirma Tamara García Cid, psicóloga, experta en terapias con canes y profesora de comportamiento canino en la Universidad Autónoma de Madrid. Los perros, además, pueden ayudar a los más tímidos a relacionarse mejor con otros pequeños. "Con una mascota, el contacto con los demás no es tan directo, ya que se realiza a través del animal", añade García Cid.
Pero, ¿qué hace falta para que los menores disfruten su relación de amistad con los canes, sin peligros y de forma sana? Esta experta lo tiene claro: "Hay que enseñar a los niños a identificar el estado de ánimo de sus animales: cuándo están tristes, cuándo contentos y cuándo están agobiados y se quieren ir porque el pequeño les está ofreciendo demasiado cariño".
Los dibujos son, sin duda, una valiosa herramienta para que los niños entiendan cómo se sienten sus mascotas y aprendan a descifrar el elocuente lenguaje corporal canino. El programa "Ladridos y Sonrisas" de la Federación Europea de Alimentos para Mascotas ha elaborado las siguientes animaciones que ayudarán a los menores a entender cómo se siente su can, de forma sencilla y muy divertida.
1. El perro tiene interés
"Cuando los perros están interesados en algo, lo demuestran elevando ligeramente sus orejas o con pequeños olisqueos", explican estos expertos. Sus orejas pueden moverse de detrás hacia delante y su mirada se fija en su objeto de interés.
2. ¡El perro quiere jugar!
Los juegos son una de las actividades preferidas que comparten niños y canes. Pero, ¿cómo hacer entender a los pequeños que su peludo amigo quiere jugar?
"Los perros pueden invitarnos a jugar de muchas maneras: pueden ladrar, adelantar sus patas y arquear su cuerpo y mover su cola con excitación", apuntan estos especialistas.
En este punto, es importante que los padres expliquen a los niños cómo jugar de forma segura con su peludo amigo; por ejemplo, con pelotas lanzadas.
3. El perro se ha enfadado
Como las personas, los canes también se enfadan. Sin embargo, a diferencia de muchos humanos, "la paciencia de algunos parece ser inmensa; y cuando se enfadan suele ser porque ya han avisado antes, sin que hayamos sabido entenderles", comenta García Cid.
Un perro enfadado puede ofrecer un ladrido profundo, enseñar sus dientes y gruñir. Y el pelo del lomo suele erizarse. "Los niños deben saber que en estos momentos mirarles fijamente a los ojos puede ser interpretado por el can como un desafío", alertan los expertos de "Ladridos y Sonrisas".
4. Perros con miedo
Una cola entre las patas, escondida bajo su vientre, es la señal más elocuente de que el peludo compañero tiene miedo. Las orejas del can suelen bajar y las piernas flexionarse, como si quisiera desaparecer físicamente de la escena. Además, eludirá el contacto visual.
Es importante aprender de qué tienen miedo los perros, para poder explicárselo a los niños. La ayuda de un profesional o de su veterinario siempre resulta de gran utilidad.